Desastre de Cancha Rayada (29 de marzo de 1814)
En la mañana del 29 de marzo de 1814 las fuerzas patriotas, compuestas por 1.400 soldados al mando de Manuel Blanco Encalada, atacaron la ciudad de Talca, la que se encontraba en poder de los realistas al mando del guerrillero Ángel Calvo, que era un hacendado chileno que se pasó al bando de los realistas en el sitio de Chillán.
Los soldados patriotas acometieron con empuje tal, que el asalto parecía tener el éxito asegurado. En esos momentos Blanco Encalada se informó de que fuerzas realistas habían pasado el río Maule y acudían en auxilio de Calvo.
El jefe de los patriotas, en vez de seguir el asedio, se replegó y tomó posiciones en Cancha Rayada, intentando hacer frente a la división realista que llegaba. Por desgracia, un crecido número de oficiales y varios jefes de cuerpos emprendieron la fuga en dirección a Santiago.
Los restantes oficiales del ejército patriota intentaron reorganizar la defensa, pero cayeron prisioneros junto con un grupo de soldados.
En un cuarto de hora 450 realistas dispersaron a 1.400 soldados patriotas, tomando 300 prisioneros, víveres, municiones, cañones y armas diversas.
Sorpresa de Cancha Rayada (19 de marzo de 1818)
Acción de guerra desarrollada en las llanuras de Cancha Rayada, cerca de la ciudad de Talca, en la noche del 19 de marzo de 1818.
Unos 5.000 realistas estaban fortificados en Talca cuando el ejército patriota fue a ocupar el llano de Cancha rayada, un poco al noroeste de la ciudad de Talca.
Las tropas del general José de San Martín y del general Bernardo O'Higgins, unos 7.000 hombres, estaban pernoctando en este lugar después de la batalla de la tarde del mismo día, dada en las afueras de Talca.
Analizando la desproporción de fuerzas, y visto el cansancio de sus tropas, Osorio, el jefe español se creyó perdido, y decidió caer de sorpresa sobre la fuerza patriota.
La batalla fue corta y sangrienta. O'Higgins fue herido en un brazo y perdió su caballo. San Martín se vio obligado a disponer la retirada ante el destrozo ocasionado por el enemigo.
La noticia llegó a Santiago en la mañana del 21, dándose por muertos a O'Higgins y a San Martín.
Ante esta emergencia, se celebró un Cabildo Abierto que acordó dar el mando y defensa de la patria a Manuel Rodríguez. Éste desarrolló mucha actividad organizando la defensa de Santiago. Asumió el 23 y entregó el mando el 24 al llegar O'Higgins y retomar su puesto.
Las pérdidas realistas subieron a 14 oficiales y 300 soldados, o sea, más del quince por ciento del efectivo de 2.000 hombres con que entraron en combate. Osorio tuvo, además, 800 dispersos.
Las bajas patriotas fueron ligeramente inferiores a las realistas. Pero los restos del ejército huyeron hacia el norte en la más espantosa confusión. Caballos, mulas, municiones, artillería, fusiles, parque, bagajes, todo quedó en el mismo campo de batalla o fue abandonado en el camino.
Fuente:
“Diccionario Histórico de Chile”, Jordi Fuentes y Lía Cortés
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