Escultura colonial chilena

Las primeras imágenes artísticas occidentales en llegar a Chile fueron esculturas, las cuales eran imágenes de bulto redondo de tópicos religiosos. Estas primeras imágenes desarrollaron un triple objetivo.

1) Sirvieron de talismán, utilizadas para los rituales y cultos de los colonizadores españoles.

2) Fueron imágenes que sirvieron a los misioneros como apoyo didáctico para la transmisión de la religión.

3) Significaron referentes artísticos como iconográficos para los nuevos talleres. El resultado de estas es la fuerza religiosa que éstas tuvieron para la población chilena, así como también, su práctico tamaño y cómodo transporte


Virgen de la Merced

Dolor Inspirador

Los temas iconográficos que representan estas primeras imágenes son la Virgen María y Jesucristo, de un estilo contrarreformista. Las representaciones cristológicas tempranas son crucificados, ya que excitaba la piedad por medio de la representación del dolor.

Las representaciones marianas consisten en estilos españoles e italianos: la Virgen de La Merced, la Virgen del Socorro, la Virgen de las Nieves, la Virgen del Rosario, etcétera. A estas imágenes se les atribuyen numerosos milagros que hicieron cambiar los objetos artísticos por objetos de adoración. La función del arte dio paso a la función mágica.

Mientras los cristos fueron de bulto redondo, las vírgenes fueron imágenes de vestir: escultura cuyo cuerpo es una composición para sostener los ropajes y que sólo muestra tallado el rostro y las manos. Eran imágenes que se relacionaba con la espiritualidad barroca popular.

La Virgen del Socorro

Virgen del Perpetuo Socorro
La primera de las imágenes cristianas que llegó a Chile la trajo precisamente don Pedro de Valdivia. Se trata de una pequeña escultura, tallada en madera, que representa la Virgen del Socorro. La figura, manifiesta un origen napolitano y data ya del siglo XVI. Tras ser depositada primeramente en una ermita de la ciudad de Santiago, pasó luego a ocupar el altar mayor del templo de San Francisco, convertida en la actualidad en imagen de vestir.

También se destacan la imagen de Nuestra Señora de las Nieves, conservada en la iglesia del Sagrario de Concepción. Llegó a Chile en 1569 siendo una imagen concebida desde su creación para ser vestida; La Virgen del Boldo, ubicada en la actualidad en el altar mayor del convento de Monjas Trinitarias de Concepción, del tipo de las vírgenes-niña, perteneciente a la es­cuela española de finales del siglo XVI.

Cristos en madera

Respecto a los cristos crucificados tallados en madera policromada, destacan el Cristo de Burgos (basílica de la Merced de Santiago) de origen español y tradicionalmente se ha identificado como una donación de Felipe II a la orden mercedaria; y el Cristo de Mayo (iglesia de San Agustín de Santiago) perteneciente al manierismo del 1600. Su autor fue Pedro de Figueroa, quien vivió en Santiago de 1604 a 1620, realizando numerosas imáge­nes religiosas en madera policromada.

La Estatuaria Colonial

La escultura chilena del periodo colonial es tallada en madera. Tiene una gran influencia en las escuelas castellana y andaluza. Los modelos metropolitanos de imaginería permitieron la aparición en toda América de numerosos talleres regionales, siendo de carácter popular y artesanal

Chile, al igual que en la arquitectura, estuvo marcado por su ubicación periférica y su subordinación a Lima, Quito y otras ciudades del Virreinato del Perú, desarrollando la escultura una exclusividad del modelo español. Sin embargo un hecho importante se representa en que las esculturas coloniales que hoy se conservan en Chile son de origen quiteño, escuela que alcanzó su plenitud durante el siglo XVIII.

Los Jesuitas

Un papel preponderante jugó la Compañía de Jesús. La llegada de los jesuitas fue un factor importante en el aumento del arte colonial durante el siglo XVII, desarrollando talleres donde se practicaban la pintura, la escultura, la platería, la cerámica y diversas manufacturas. Estos talleres suministraban con su producción a la capital y a numerosas ciudades chilenas.

De este modo, se conservan esculturas de gran interés atribuidas a los jesuitas cuyos tallados destacan por su influencia europeizante. Sin embargo, también desarrollo la llamada estatuaria chilota, producida en la isla Grande de Chiloé y en el archipiélago de los Chonos por los nativos. En las maderas de esta zona se realizaron numerosas esculturas religiosas que manifestaban cristos, vírgenes y santos.

En el Ocaso de la Colonia

Hacia fines de la Colonia aparecen los primeros escultores chilenos. Entre ellos resaltaron Ambrosio Santelices (1734-1818), quien trabajó bajo las órdenes del arquitecto italiano Joaquín Toesca, realizando representaciones y numerosas imágenes talladas en madera de laurel para las iglesias de la capital, labor que mantuvo su hijo. El segundo en importancia fue Ignacio Andía y Varela (1757-1822), quien no fue sólo artesano sino un artista completo que practicó la pintura, la escultura y el dibujo.

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